domingo, 16 de julio de 2017

CALLES CON TINTA. . . AIRES DE BANDONEÓN

CALLES CON TINTA
AIRES DE BANDONEÓN
Llevo el Sur, como un destino del corazón. . .

                                                                            Por Norma Rosa Torello*  Parte I

Publicada en Periódico Conexión 2000 – Abril 2017

El sur  es la génesis de una explosión creativa en permanente estado de ebullición. Un manantial de agua fresca en la que el hilo del tiempo se funde en la trama de sus calles y de su gente. Fue y es la musa inspiradora de célebres plumas, cuyas almas cayeron subyugadas a su misterioso encanto.  Tangos, novelas, cuentos,  poemas y música se gestaron en sus esquinas de luces y de sombras.  El cine también   eligió sus escenarios de barcos, humo, adoquines, y pasiones encontradas. Historias inolvidables nacieron en su seno de luchas, desigualdades y también   de amor al lugar que fue esperanza y refugio para muchos para los cuales la fe, fue el  motor para sostenerse en las adversidades.  El sur le dio mucho a la Ciudad de Buenos Aires, sin embargo, hace muchos años,  se ha naturalizado su abandono.  Mientras en él vivamos seguirá vivo, y porque no guardar la ilusión como los que nos precedieron, que no solo será un conjunto de ayeres que hicieron su historia,  sino que se harán visibles también sus necesidades de progreso,  y por añadidura, el de su gente.




 En la foto: Una escena de la película Sur de Fernando "Pino" Solanas.  Con Roberto "El Polaco" Goyeneche y Néstor Marconi en bandoneón.








LA BOCA, LITERARIA
Edmundo D' Amicis

A fines del siglo XIX, cuando era intensa la actividad en La Boca, visitó ese barrio Edmundo D' Amicis, periodista y escritor italiano, autor de "Corazón”. En uno de sus cuentos "De los Apeninos a los Andes" Marco, el protagonista, llegó a la Boca en busca de su madre y durmió en "un cuartito al lado de un almacén del puerto, después de haber pasado todo el día sobre un montón de vigas y como atolondrado, frente a mástiles de barcos, de lanchas, de vaporcitos".

ENRIQUE GONZALEZ TUÑÓN

Enrique González Tuñón, enorme poeta rioplatense

Enrique González Tuñón, un grande entre los poetas rioplatenses, cuentista, periodista, escritor, novelista, bohemio y porteño si los hubo, escribe en su obra Tangos, acerca de los recovecos boquenses. “Cabalga en la brisa del Riachuelo una melancólica canción napolitana”. No solo en esa esquina clásica, sino en muchas otras calles, Pinzón, Brandsen, Olavarría, Gaboto, reinaba el tango soberano en cafés, bares de camareras y otros lugares de turbio renombre, muy semejantes a El Farol Colorado, en la Isla Maciel.

JOSÉ MÁRMOL – AMALIA

En "Amalia" de José Mármol, Daniel Bello un día detuvo su caballo en la barranca de Balcarce para extasiarse con la vista de los valles floridos de Barracas, al final de ellos el gracioso riachuelo y a la izquierda la "planicie esmeralda de La Boca".  
Se refería a que se encontraba frente a una de las más bellas perspectivas de Buenos Aires
RUBÉN DARÍO

 En su Autobiografía rememora al barrio de La Boca,  de luces y contrastes y de olor a pescados y pastas.
ESTEBAN ECHEVERRÍA

En los albores, La Boca, no pasaba de ser un inmenso sauzal, emergente de la paja brava, entre otros árboles. En uno de sus poemas, Echeverría, rememora este paisaje.
"El Riachuelo se desliza
del Gran Plata tributario
sombrean su fresca orilla
viejos sauces agobiados
jóvenes retoños suyos,
acacias, higueras y álamos".

CARLOS MAURICIO PACHECO
TEATRO DEL PUEBLO RIOPLATENSE

En LA BOCA DEL RIACHUELO- SAINETE DEL  AÑO 1919 ha quedado plasmado el sentir de La Boca, de Carlos Pacheco, uno de sus personajes vuelve al barrio, luego de habérselo dado por muerto cuando el barco mercante en que viajaba fue torpedeado por los alemanes durante la Primera Guerra Mundial.
Pacheco presenta entonces el colorido mundo boquense de casitas que parecen hechas con despojos de náufragos, de bodegas portuarias, de boteros que cruzan a la gente a la Isla Maciel, de marineros, de músicos.
ROBERTO MARIANI
BOQUENSE, DEL GRUPO BOEDO

Roberto Mariani, el poeta olvidado de La Boca

Si se observan algunas casas de La Boca se encontrarán  placas como la que está en Suárez 743 que recuerda el nacimiento de Roberto Mariani, uno de los poetas adheridos al grupo "Boedo".
En su obra póstuma "La cruz nuestra de cada día" refleja la vida de La Boca e inclusive muestra la vida en el conventillo "La Colmena", uno de los tantos que albergaron a los primeros inmigrantes de principios de siglo.
ERNESTO SÁBATO
SOBRE HÉROES Y TUMBAS
Ernesto Sábato, Sobre Héroes y Tumbas. En el  Parque Lezama
Una  de sus novelas más reconocidas, “Sobre Héroes y Tumbas” comienza en el Parque Lezama y elige al barrio de La Boca para alguna de sus escenarios.
En 1961 publica Sobre héroes y tumbas, considerada una de las mejores novelas argentinas del siglo XX. Se trata de la historia de una familia aristocrática argentina en decadencia, que comienza justo en el Parque Lezama y contiene algunas escenas en el barrio de La Boca. Un personaje llamado Martín, sentado en un banco del Parque Lezama al lado de la estatua de Ceres, conoce a una chica extraordinaria y misteriosa llamada Alejandra Vidal.
"Pasaron muchos días de agitación. Porque sabía que volvería a verla, tenía la seguridad de que ella volvería al mismo lugar. Durante ese tiempo no hizo otra cosa que pensar en la muchacha desconocida y cada tarde se sentaba en aquel banco, con la misma mezcla de temor y de esperanza. Hasta que un día, pensando que todo había sido un disparate, decidió ir a La Boca, en lugar de acudir una vez más, ridículamente, al banco del Parque Lezama. Y estaba ya en la calle Almirante Brown cuando empezó a caminar de vuelta hacia el lugar habitual; primero con lentitud y como vacilando, con timidez; luego, con creciente apuro, hasta terminar corriendo, como si pudiese llegar tarde a una cita convenida de antemano. Sí, allá estaba. Desde lejos la vio caminando hacia él. Martín se detuvo, mientras sentía cómo golpeaba su corazón. La muchacha avanzó hacia él y cuando estuvo a su lado le dijo: —Te estaba esperando. (Sobre Héroes y Tumbas. Capítulo I. El Dragón y la Princesa )
Atravesaron nuevamente el parque —Vamos un rato a la Dársena —dijo Alejandra.
Bajaron por Almirante Brown, doblaron por Arzobispo Espinosa hacia abajo y por Pedro de Mendoza llegaron hasta un barco sueco que estaba cargando. Alejandra se sentó sobre uno de los grandes cajones que venían de Suecia, mirando hacia el río, y Martín en uno más bajo, como si sintiese el vasallaje hacia aquella princesa. Y ambos miraban el gran río de color de león. (Sobre Héroes y Tumbas. Capitulo XVII. El Dragón y la Princesa )

BORGES. LA CALLE SUÁREZ Y EL PARQUE LEZAMA

A Borges le encantaba recorrer San Telmo (dirigió la Biblioteca Nacional cuando funcionaba en México 564), Barracas, Constitución y La Boca. Ubicó a El Aleph en una casa ficcional de la calle Garay. Estela Canto, a la que le dedicó el cuento y le regaló el manuscrito, narró la pasión de él por el Parque Lezama, donde se quedaban hasta la madrugada. Susana Ganora, profesora de literatura que estudió con Borges, lo recuerda aún más al sur: “Le gustaba recorrer la calle Suárez; me decía que le hacía evocar a su bisabuelo materno”.

Borges en Barracas


MONTMARTRE Y LA BOCA
Fue lugar de reunión de pintores, al igual que las calles de Montmartre en Paris. Fue el escenario propicio para la realización de obras teatrales, dirigidas por Cecilio Madanes,  en las que participaban grandes actores e inclusive los vecinos del lugar.

TEATRO CAMINITO

Si el pueblo no puede acercarse al teatro, que el teatro se acerque al pueblo.

Este habrá sido el pensamiento de Cecilio Madanes, gran referente de la cultura, tenía el anhelo de acercar el teatro al pueblo, por tanto lo sacó a la calle.  De ahí, la fundación del Teatro Caminito de la mano de Madanes un 18 de diciembre de 1957.
Grandes intérpretes se presentaron en el Teatro Caminito: Antonio Gasalla, Jorge y Aída Luz, Juan Carlos Altavista, Oscar Aráiz, Edda Díaz, Diana Maggi, Eva Dongé, y Violeta Antier, entre muchos otros.
Madanes contó con la colaboración de talentosos pioneros del mundo de la cultura como: Manucho Mujica Láinez, que traducía las obras del inglés especialmente para él; Raúl Soldi y Carlos Alonso que diagramaban las portadas de los programas de mano, Delia Cancela y Pablo Mesejean que diseñaban los vestuarios, y Benito Quinquela Martín, quien  aportó su mirada para vincular al teatro con la identidad del barrio, ya que fue el artista quien decidió los colores con los que se pintarían las fachadas de las casas lindantes a la sala callejera
Los chismes de las mujeres, La zapatera prodigiosa, Una viuda difícil, La pérgola de las flores, y El sueño de una noche de verano, fueron algunas de las  piezas que allí se representaron.
 En 1973 el Teatro Caminito bajó el telón por última vez.  41 años más tarde sus puertas se reabrieron.
En un homenaje al fundador del teatro callejero, Victor Laplace, actor, director y guionista, remarcó: “Madanes también promovió un teatro de repertorio, en el que además participaban los vecinos del barrio. Fue una gran experiencia y era muy prestigioso trabajar con él”.

FRANCISCO ISERNIA
En la calle Martín Rodriguez nació el poeta Francisco Isernia. Colaboró en revistas y diarios de amplia difusión. Escribió sobre el río, sobre la noche.
Figura en las Antologías de César Tiempo, Julio Noé, Pedro Juan Vignale.

VIENTOS DE AGUA

UNA FICCIÓN DE CULTO, QUE DEBERÍA REPONERSE EN LA TELEVISIÓN PÚBLICA POR  SU ENORME VALOR CULTURAL

Escena de la serie Vientos de Agua, Conventillo y futbol

Desde mi perspectiva, es esta serie creada por el director argentino Juan José Campanella,  coproducción argentino-española,  una obra magistralmente contada, dirigida e interpretada. Una joya para los ojos, y para el alma del espectador. Imposible no identificarse con su argumento.
José (Ernesto Alterio), protagoniza la vida de su padre en la vida real, Héctor Alterio, en su juventud cuando al morir su hermano en una mina,  se embarca rumbo a Argentina, conociendo en su viaje a Juliusz Lazlo (Pablo Rago), un joven judío de nacionalidad húngara y a Gemma (Francesca Trentacarlini/Giulia Michelini), una niña italiana de nueve años que perdió a su familia. Juntos se instalan en un conventillo del barrio porteño de La Boca.  La historia continúa durante las décadas de 1940 y 1950 con las vivencias de José con el estallido de la Guerra Civil española, la historia de amor entre Juliusz y Gemma, el panorama político argentino durante el peronismo y con las distintas mujeres que pasan por la vida de José, como su primera esposa Sophie (Caterina Murino) y la segunda, Lucía (Valeria Bertuccelli), quien terminaría siendo la madre de Ernesto (Eduardo Blanco).
Una doble historia de emigrantes: la de José Olaya (Ernesto Alterio), un asturiano que en 1934 abandona España para marchar a Argentina, y la de su hijo, Ernesto Olaya (Eduardo Blanco), un arquitecto que acuciado por la crisis argentina de 2001 abandona su país para venir a España.
Este doble viaje de ida y vuelta separado por más de sesenta años nos hace reflexionar sobre nuestra propia historia y la de nuestros abuelos, más allá de nacionalidades, transmitiéndonos relatos de superación personal, de sufrimiento pero también de vínculos de amistad indestructibles. Asimismo muestra también como la historia es cíclica, porque lo que no termina de resolverse, al cabo de los años, siempre vuelve a repetirse.


TEATRO: PARQUE LEZAMA
CAMPANELLA- BLANCO-BRANDONI

Historia escrita por Herb Gardner. El ganador del Oscar y prestigioso cineasta Juan José Campanella, interviene la obra, cambiando el escenario original que se asienta en el Central Park de New York  y la traslada al Parque Lezama. Logrando en esta adaptación una argentinidad natural. Con fastuosa escenografía, la dupla protagonista de actores se luce, en esta obra de teatro en la que un banco del parque es testigo de diálogos imperdibles, entre los protagonistas centrales. 

Brandoni, Campanella, Eduardo Blanco. 


TANGOS EN LA BOCA
CAMINITO
Juan de Dios Filiberto
«Caminito» es una canción de tango compuesta en 1926 por los argentinos Juan de Dios Filiberto (música) y Gabino Coria Peñaloza (letra). Fue grabado inicialmente por Carlos Gardel pero logró el éxito con una interpretación de Ignacio Corsini.
La letra de la canción -anterior a la música- está inspirada en el Caminito de Olta, parte de un antiguo sendero rural que llevaba desde la localidad hasta el pueblo cercano de Loma Blanca. La música por su parte está inspirada en el «Caminito» del barrio de La Boca en Buenos Aires.
De hecho, la calle fue rebautizada y rediseñada como el actual Caminito, con objetivos turísticos, en 1950. La letra del Tango se refiere realmente a un camino rural de la localidad de Olta,  en la provincia de La Rioja. Está dentro de la triada de tangos más famosos en todo el mundo, ocupando el tercer lugar, luego de La Cumparsita y El Choclo.
En el poema, el poeta le habla al caminito, como confidente y como testigo silencioso de su soledad y su tristeza («he venido a contarte mi mal»). El caminito es el lugar al que el autor va a recordar a un gran amor perdido, con quien solía caminar por allí. Sin embargo, según la letra, es la última vez que el poeta irá al caminito («he venido por última vez»). El sentido de la letra puede interpretarse como una intención del poeta de matarse («yo también me voy»; «que el tiempo nos mate a los dos»), pero también como una decisión de marcharse también él, para seguir con su vida, a pesar del dolor de haberla perdido:
Desde que se fue/triste vivo yo/,caminito amigo/ yo también me voy.
En una figura de la tercera estrofa, el poeta pone en evidencia que el caminito no solo es un lugar de recuerdo de ella, sino una posible conexión entre ambos amantes, ante la posibilidad de que ella también pudiera volver a pasar. Como si fuera un amigo que continúa viendo a ambos amantes luego de separados, el poeta le pide que no le diga que llora por ella:
...no le digas si vuelve a pasar/ que mi llanto tu suelo regó.
El poema reflexiona también sobre el paso del tiempo, tema recurrente en el tango. El poeta se identifica con el caminito: cuando él era feliz con su amada, el caminito era un bello sendero «bordado de trébol y juncos en flor»; ahora, cuando él la ha perdido y el tiempo ha pasado, el caminito está «cubierto de cardos» y borrado por «la mano del tiempo».
Finalmente, el poeta se despide del caminito. Toda la canción es una despedida. El autor le dice al caminito que siente que «quisiera caer» a su lado, pero que al mismo tiempo, ha tomado la decisión de dejar de venir al caminito, para seguir los pasos de ella, no en el sentido de seguirla a ella, sino de irse de allí.
Seguiré sus pasos.../ Caminito, adiós.

Caminito- Año 1939


Música

La música fue compuesta por Juan de Dios Filiberto. Sus primeros compases fueron gestados en 1923, para completarla en 1926. Filiberto la inscribió como «canción porteña», para diferenciarla del tango clásico. La música de Caminito «participa del carácter de vidalita y de cierta música pampeana», influencias folklóricas que son características del estilo de Filiberto.
Es “uno de los tangos de menor cantidad de notas y compases».
Gabino y Filiberto se conocieron en 1920, presentados por el pintor Quinquela Martín. Ambos establecieron una sólida sociedad creativa y compusieron juntos gran cantidad de tangos exitosos, como El pañuelito (1920), La cartita (1921), La Vuelta de Rocha (1924), entre otros.
Coria Peñaloza ha contado que una tarde de 1925, en un café de la calle Florida al 300, Filiberto le tarareó una melodía que había compuesto inspirándose en un sendero de su barrio, La Boca, a la que quería que le pusiera letra. En ese momento, el poeta hizo un croquis de la melodía en un papel, pero luego lo perdió. Filiberto siguió insistiendo:
“Cuatro meses después, volví a encontrarme con Filiberto y me reclamó nuevamente la letra, lo vi tan apurado en terminar su Tango, que fui a la pensión y empecé a buscar en medio de tantos papeles donde había viejos poemas, publicaciones, etc., y encontré un verso: era Caminito, un poema de amor” comentó el poeta.
Se trataba de un poema escrito más de veinte años antes, inspirado en la ruptura de un amor de Coria Peñaloza cuando era un joven veinteañero, en el pueblo de Olta, en La Rioja, de donde era originaria su madre. En aquella ocasión, el poeta se había enamorado de una profesora de música del lugar, de nombre María, cuya identidad nunca quiso revelar, con la que mantuvo un apasionado romance. Como reacción, los familiares de la joven la enviaron a otro lugar para impedir la relación entre ambos. Coria Peñaloza escribió entonces esos versos, referidos al Caminito de Olta en el que ambos se veían.
La melodía creada por Filiberto está originada en una vivencia similar. El propio autor contó una vez que:
“En 1904, pasaba yo por esta curva...; iba a mi trabajo... Mi oficio era de mecánico... Después de muchos años, siendo músico, en 1923, pasé un anochecer, añorando aquellos tiempos; recordé a una chica que se asomaba a una ventana y me salieron unos compases de la canción El caminito, que recién en 1926 terminé”.
El Caminito de la Boca fue primero un arroyuelo y luego una vía ferroviaria destinada a la circulación de trenes de carga en el puerto de La Boca, que era localmente conocido como «La Curva». Filiberto recuerda su paso por el lugar para ir a trabajar a la fábrica, en 1904. En 1920 el ferrocarril dejó de pasar y el camino permaneció abandonado. En 1923, Filiberto, al tomar ese camino para ir a su casa en la calle Magallanes 1140, en la que desemboca el sendero, evocó sentimientos nostálgicos y escribió los primeros compases de la canción. En 1950, un grupo de vecinos entre los que se encontraba el pintor boquense Benito Quinquela Martín, comenzó a arreglar el lugar y en 1959 la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, lo declaró «calle museo». Desde entonces el lugar ha sido un centro cultural y turístico.

GARDEL Y CORSINI
Carlos Gardel hizo tres grabaciones de Caminito, la primera el 26 de noviembre de 1926 (matriz 4076; Odeón 18171) y las otras dos al año siguiente. En las tres ocasiones, con acompañamiento de guitarras a cargo de José Ricardo y Guillermo Desiderio Barbieri.
El 5 de mayo de 1927, el hasta entonces actor y cantante Ignacio Corsini realizó su interpretación consagratoria de la canción, durante la representación del sainete Facha Tosta (del italiano, ‘caradura’). Al finalizar, Filiberto, que estaba presente, se paró sobre la butaca y al mismo tiempo que la golpeaba con su paraguas gritaba:
¡Bravo, Ignacio, bravo! ¡Así se canta!
Gardel, que también estaba presente, en ese acto le cedió a Corsini la canción, un hecho excepcional, porque Gardel tenía firmado un contrato con Odeón por el que no se podían grabar nuevas versiones de canciones ya registradas por él. Finalmente, fue la popularidad que Corsini alcanzó con Caminito, la que lo llevó a dejar ese año la actuación, para dedicarse exclusivamente a cantar.

Niebla del Riachuelo
Tango 1937
Música: Juan Carlos Cobián
Letra: Enrique Cadícamo

Incomparable. Enrique Cadícamo


“Turbio fondeadero donde van a recalar/ barcos que en el muelle para siempre han de quedar...
Sombras que se alargan en la noche del dolor; / náufragos del mundo que han perdido el corazón...
Puentes y cordajes donde el viento viene a aullar, / barcos carboneros que jamás han de zarpar.../ Torvo cementerio de las naves que al morir, / sueñan sin embargo que hacia el mar han de partir...
¡Niebla del Riachuelo!../Amarrado al recuerdo/yo sigo esperando...
¡Niebla del Riachuelo!.../De ese amor, para siempre,/me vas alejando...
Nunca más volvió,/nunca más la vi,/nunca más su voz nombró mi nombre junto a mí.../ esa misma voz que dijo: "¡Adiós!".
Sueña, marinero, con tu viejo bergantín,/ bebe tus nostalgias en el sordo cafetín.../ Llueve sobre el puerto, mientras tanto mi canción;/ llueve lentamente sobre tu desolación...
Anclas que ya nunca, nunca más, han de levar,/ bordas de lanchones sin amarras que soltar.../ Triste caravana sin destino ni ilusión,/ como un barco preso en la "botella del figón"...
Enrique Cadícamo, prolífico autor, de obra inconmensurable, dice sobre La Boca: “Puede decirse entonces que el imperio del tango fue La Boca. Entre las calles Suarez y Necochea. Era una esquina brava donde chirleaba el fango, en el café concert o en la semicorchea.
Si bien no puede afirmarse que fue el lugar de origen del género, si fue donde se asentaron sus primeros pilares.

TRES AMIGOS- Tango 1944

CUANDO CADÍCAMO INMORTALIZA LA ESQUINA DE SUÁREZ Y NECOCHEA.
Letra y Música: Enrique Cadícamo

 “De mis páginas vividas, siempre llevo un gran recuerdo/mi emoción no las olvida,/ pasa el tiempo y más me acuerdo. Tres amigos siempre fuimos/ en aquella juventud.../ Era el trío más mentado/ que pudo haber caminado/ por esas calles del sur.
¿Dónde andarás, Pancho Alsina?/¿Dónde andarás, Balmaceda?/ Yo los espero en la esquina /de Suárez y Necochea”...




*Por Norma Rosa Torello - Directora Periódico Conexión 2000 Comuna 4- Conductora Radio Conexión en el aire FM 90.7 Flores- Escritora